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La infraestructura verde consiste en la utilización de vegetación, suelos y procesos naturales para funciones tales como la gestión del agua de lluvia y la creación de ambientes más saludables. Llega debido a necesidades cruciales (perdida de paisaje, fragmentación de habitats y problemática de biodiversidad) de una comunidad, región o territorio. Este tipo de infraestructura ayuda a conectar entre sí las zonas naturales existentes y a mejorar la calidad ecológica. La infraestructura verde ayuda a mantener los ecosistemas, de manera que se puedan seguir brindando cualidades como aire limpio y agua pura a una sociedad.

La inversión en una infraestructura verde tiene una lógica económica: mantener la capacidad de la naturaleza, por ejemplo, mitigar los ejemplos negativos del cambio climático, es mucho más rentable que sustituir esos servicios perdidos por soluciones tecnológicas humanas mucho más costosas. La mejor manera de generar una infraestructura verde es acoger un enfoque integrado de la gestión del suelo y una minuciosa planificación estratégica del suelo. Todos los usuarios del suelo y los encargados de formular políticas deben aspirar y comprometerse desde el inicio en el proceso de generación de infraestructura verde, atendiendo sus respectivas responsabilidades.

La perdida de zonas naturales va más allá del hecho de la desaparición de especies. Los ecosistemas, que son enriquecidos por la diversidad de vida que lo habita, aportan a la sociedad un sinnúmero de bienes y servicios valiosos y económicamente beneficiosos, como agua en buenas condiciones, suelo fértil y almacenamiento de carbono.

Se encuentra en constante lucha contra el cambio climático, al proteger contra inundaciones y demás efectos provocados por este.

La infraestructura verde también tiene una lógica económica. La búsqueda de soluciones humanas para sustituir a los servicios que la naturaleza proporciona de manera gratuita no solo muestra retos tecnológicos sino también a un precio muy elevado.

Una de las formas más eficaces para la creación de infraestructura verde es la adopción de un enfoque mas integrado de la gestión del suelo. Este se genera con una planificación de territorio estratégico que admita investigar las interacciones espaciales entre distintos usos del suelo en una zona geográfica definida. En la planificación estratégica se abarcarían los distintos posturas de sectores de gobierno para así tomar todas las perspectivas del uso del suelo, de una forma transparente, integrada y cooperativa.

La planificación del territorio puede de una forma ayudar a separar a la infraestructura de las zonas particulares, reduciendo el riesgo de fragmentación de habitats. Por otra parte puede ayudar a conectar entre sí las zonas naturales subsistentes, por medio de proyectos de regeneración de hábitats en zonas estratégicas importantes, fomentando su conectividad ecológica con los proyectos de desarrollo.

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